INCONTINENCE
«Infecting Paranoid Minds»
(Independiente)
Suele suceder que el disco debut representa la oportunidad de liberación de todo aquello que se lleva condensando durante años por cada miembro de la banda en cuestión. Ésto lejos está de ser algo negativo por supuesto, aunque sí se transforma en un impedimento cuando se trata de un popurrí desordenado de ideas que aún no terminaron de madurar. Por fortuna David Seacord (guitarra/bajo), Eric Boyd (bajo), John Glassbrenner (batería) y David Matthews (guitarra/bajo) tienen las cosas claras, saben que nuestros cráneos ya se inclinaron en reverencia y pueden hacerlos crujir con fuerza contra el pavimento.
Brutal Death Metal es su especialidad, y saben como hacerlo bien. Luego de la instrumental «Infecting» uno se haya en la encrucijada de ser incapaz de adelantarse a lo que vendrá a continuación. «Regurgitated Incontinence» aquieta la búsqueda de respuestas, rodeándonos de una masa sólida con profundas raíces en el Death Metal más oscuro de Immolation/Morbid Angel, sin dejar de ser técnico pero a su vez épico y con solos de intencionada melodía. «The Stagnation» arremete con riffs quebrados a la Dying Fetus, una canción meritoria de ser corte de difusión. «Paralysis of Analysis» muestra con lupa la excelente técnica de John en la batería, logrando engañar la mente del escucha. Aquellos anclados en el fenomenal «Gateways to Annihilation» de Morbid Angel caerán a los pies de «Vortex of Devoured Souls», sé de lo que les hablo ya que soy uno de ellos. «Damaged Goods» es una aglomeración agradable de brutalidad y melodía, predominando la primera sobre esta última. Cierra la instrumental «Infected», coronando un proceso.
La costa este de EE.UU. aún conserva el podio de tener los mejores perros calientes, conspiraciones políticas deplorables y cómo no gran parte del mejor Rap y Death Metal mundial. Quisiera mencionar que el CD viene acompañado de un sticker con el logo de Incontinence, lo cual es un bonito detalle de cara a los fans que adquieren el material. A no perderles el rastro!
Gonzalo Deubelbeis.